Educar mente y corazón

Hay muchas maneras de educar. Quizás tantas como personas. Lo cierto es que no todas son educativas, ni constructivas, ni positivas para los pequeños.

De hecho, algunas son muy dañinas

Hace años que sabemos que aprender contenidos de memoria no es educar. Pero se sigue utilizando en muchísimos centros educativos como base del aprendizaje.

También sabemos que hay algo más que educar la mente para poder hablar de una educación completa o integral, y afortunadamente cada vez nos encontramos mayor número de centros con iniciativas de educación emocional o con ilusión por integrar programas de centro basados en la educación emocional con objetivos múltiples.

«Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto» Aristóteles

La Educación Emocional no es algo nuevo. Ha sido un tema de preocupación desde la antigüedad, quizás porque ya se intuía que la mente, por sí sola, no puede llegar lejos. Y así tenemos casos de niños brillantes, con expedientes académicos insuperables, con muchas dificultades para ser feliz.

Es el conocimiento de las emociones propias y ajenas y la capacidad de regulación de estas para poder llevar una vida en bienestar y en armonía. Y en esto la mente también está implicada.

En contexto escolar, la Educación Emocional hace que los alumnos aprendan a conocerse mejor, a regularse mejor y tener mejor relación con uno mismo, a aprender a motivarse. En el plano relacional, la Educación Emocional favorece la empatía y las relaciones colaborativas y predispone hacia una actitud de vida en bienestar.

Aunque en nuestro país se comienza a hablar de la educación de las emociones en los años 90 de la mano de Rafael Bisquerra, la mayoría de las experiencias educativas que se han llevado a cabo son posteriores.

Uno de los centros pioneros en Madrid fue el Colegio Balder, que comenzó a dar sus primeros pasos en Educación Emocional hace más de 20 años y que en la actualidad siguen innovando con la incorporación de nuevas herramientas como Mindfulness y con la colaboración de expertos.

En la actualidad son muchos centros -públicos, privados y concertados- de todos los niveles los que cuentan con actuaciones de Educación Emocional. Y es que las emociones tienen una relación directa con el aprendizaje y con el rendimiento escolar.

Educar emociones en el aula

Educar emociones en el aula implica varias cosas.

Por un lado que el profesorado esté formado para llevar esta enseñanza en forma de contenidos. En nuestro programa formamos al profesorado y le apoyamos a lo largo del curso con contenidos y tareas para aplicar en el aula y poder trabajar las diferentes competencias emocionales en las horas dedicadas a esta materia.

Por otro lado, y quizás más importante, educar en emociones EXIGE que quien educa haya pasado por el filtro de su propia educación emocional, y que su experiencia viva de cada día -educando más allá del tiempo dedicado a las emociones- sea también emocional. De otro modo, la Educación Emocional se convertiría en un contenido teórico más del curriculum escolar.

A lo largo de la jornada escolar se dan cientos de momentos para poder trabajar Educación Emocional con los niños, porque están surgiendo emociones constantemente. Es evidente que el profesorado ha de estar muy atento y tener mucho dominio para poder aprovechar estos momentos únicos.

En las sesiones que hacemos en los centros enseñamos a los profes a “pillar” estos momentos y transformarlos en experiencias de aprendizaje emocional. Aprendizaje experiencial para los niños. Jamás se olvida.

Educar Emocional-Mente es una intención de mejorar la vida en las aulas, para profes y alumnos. Que sean más felices, aprendan mejor y se desarrollen como personas

Educar Emocional-Mente

No es sólo el nombre de nuestro programa educativo.

Es también una intención de mejorar la vida en las aulas, para profes y para alumnos. Es una motivación personal por tener alumnos felices que aprendan mejor y se desarrollen como personas.

Y así, con esta intención, ya hemos contribuido a mejorar la labor de cientos de docentes, a mejorar su propia inteligencia emocional, y también hemos contribuido a mejorar la vida de los pequeños en su día a día en el aula.

Nos llena de satisfacción ver los resultados a nivel individual y de grupo. Los testimonios de los profes o de las familias sobre la evolución de los niños es, para nosotras, un gran logro.

Y seguimos haciendo camino….

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